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El maestro puede ser concebido, lo decía Pestalozzi, como obra de la naturaleza, de la sociedad o como obra de sí mismo, por ello se podría definir como auxiliar de la naturaleza, como agente de la sociedad o como representante de una humanidad como persona.
Los pateamientos de Rousseau, sobre que el niño es bueno por naturaleza, nos llevan a reconocer tres maestros que se encargan de la educación: La naturaleza, los hombres y las cosas. Entonces para lograr la educación depende de la mutua conformidad de los tres maestros, ya que vemos que el más problemático llega a ser el hombre, pues este debe estar dispuesto a actuar bajo los requerimientos de los otros dos. Por ello se dice que el maestro es un auxiliar de la naturaleza, es decir que esté atento a las necesidades del aprendía y sobre todo a su desarrollo natural.
De manera diferente se plantea el maestro como agente de la sociedad, pues este ya no se hace énfasis en las necesidades y exigencias del individuo sino se entabla la importancia en las necesidades y exigencias sociales, basándose en esto, Durkheim definía la educación como “la acción que ejerce la generación adulta sobre aquello que todavía no están maduro para la vida social. Su finalidad es crear y desarrollar en el niño determinadas situaciones físicas intelectuales y éticas que de él se exigen, tanto por parte de la sociedad política en su unidad, como, por el entorno especial para el que, de manera especial, está predestinado”-
Ahora bien, en cuanto al maestro como representante de una humanidad como persona, la educación y el maestro como tal, ya no es considerado como obra de la naturaleza o de la sociedad sino se concibe como la realización auto creadora del hombre mismo. Sobre esto Sócrates, en la discusión que mantenía contra los sofistas, señalaba que el verdadero maestro es el orador, que merced a sus cualidades retóricas, está en condiciones de conjurar toda la realidad de la vida, y proponer plásticamente, en descripciones ejemplares, todo el polifacetismo de virtudes y vicios humanos. Pues es el hombre por su raciocinio el que puede ser autor de su propia educación. Es así que la educación se entiende como la responsable de la auto realización de la persona, y la relación educativa como el encuentro pluridimensional de personas con una versión de la vida.
Habría que preguntarse, ¿si estas tres concepciones se tienen que dar por separado? O ¿si no podría darse una cooperación entre el maestro como auxiliar de la naturaleza, el maestro como agente social y el maestro como representantes de la humanidad como si mismo? ¿Pues no es en últimas el maestro un ser integral? ¿Cuál es la verdadera imagen?
JENNY ROCÍO BLANCO BUITRAGO
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